
Tuvimos la gran oportunidad de pasar una mañana en compañía del DualSense Edge de PS5. Estas son nuestras impresiones sobre el mando Pro de Sony.
Anunciado por sorpresa con un breve tráiler durante la Opening Night Live de 2022, el DualSense Edge fue recibido inmediatamente con gran alegría por los jugadores de PlayStation, que llevaban años clamando por una respuesta oficial de Sony al mando Elite de Xbox. Mientras que en Microsoft, los propietarios de las dos últimas generaciones de consolas podían hacerse con un gamepad diseñado para satisfacer las necesidades de los jugadores más competitivos, a un precio generosamente incrementado, los usuarios de Sony tuvieron que recurrir al mercado de terceros, que supo ofrecer escasas pero válidas alternativas, como el SCUF Reflex.

Tal seguía siendo la situación del mercado hasta agosto de este año, cuando Sony levantó por fin el velo de un periférico cuyo lanzamiento era prácticamente inevitable: el DualSense Edge. El gamepad fue objeto de una larga prueba que nos mantuvo ocupados durante toda una mañana en las oficinas italianas de PlayStation, utilizando y configurando el dispositivo a lo largo y ancho, para luego dedicarnos rápidamente a un puñado de juegos de diversos géneros para recabar las primeras impresiones sobre la ergonomía, el manejo y la experiencia de uso de este mando. Pero antes de lanzarnos a hacer nuestras consideraciones, dejemos espacio a las características técnicas del pad que, recordamos, llegará al mercado el 26 de enero a un precio de 239,99 euros.
Especificaciones técnicas
En concreto, ¿qué nos llevamos a casa con la compra de 240 euros? Bastante, hay que reconocerlo. De hecho, la DualSense Edge se vende junto con un estuche blanco de plástico duro que contiene la almohadilla junto con todos los accesorios, para evitar la dispersión de objetos entre mil bolsas diferentes. Entre otras cosas, la carcasa está diseñada de una forma especialmente inteligente, ya que cuenta con una pequeña abertura frontal sujeta con velcro, que se puede utilizar para cargar el mando sin tener que sacarlo realmente de la carcasa, sino sólo pasando el cable USB a través de ella.
Una vez abierto el paquete, además del DualSense Edge, encontramos 4 sticks abovedados, un par de perfil bajo y otro de perfil alto que se pueden usar en lugar de los 2 cóncavos ya montados en el pad, idénticos a los que encontramos en el mando original de PS5. Luego hay 4 sticks que se montan en la parte trasera del periférico: un par son las clásicas palas largas que encontramos un poco en todos los mandos pro, mientras que otros 2 tienen una original forma de media luna que, según los diseñadores de Sony, nacieron inspirados en las piedras del juego del go.

Dentro de la caja también hay un cable USB Tipo A – Tipo C trenzado de unos 3 metros y una pequeña abrazadera de plástico que se puede montar en el cable para permitir que el conector quede completamente bloqueado en la almohadilla, para evitar que se suelte durante el uso incluso en situaciones en las que se tira fuertemente del mando. Por último, en la caja de plástico también hay alojamiento para un análogo de repuesto. De hecho, una de las características del DualSense Edge, probablemente la más interesante de todas y que distingue fuertemente la ingeniería de Sony de la competencia en el mercado, es la posibilidad de sustituir todo el módulo del stick analógico, tanto el izquierdo como el derecho, sobre la marcha y muy rápidamente, mediante un mecanismo de bayoneta muy fácil de usar. El stick analógico se vende por separado y estará en el mercado a partir del 26 de enero por 24,99 euros, y probablemente en la idea de Sony esté la voluntad de estimular al jugador más exigente a llevar siempre encima un taco adicional para sustituir sobre la marcha en caso de rotura o desgaste excesivo.
Pasando al controlador en sí, el Edge se caracteriza por ser perfectamente idéntico en diseño y tamaño al DualSense estándar. La única diferencia sustancial es el peso, que aumenta en 50 gramos, pasando de los 280 gramos del mando original de PS5 a los 330 gramos de esta versión pro. Es un aumento que se nota inmediatamente al coger la almohadilla, pero nunca llega a ser excesivo ni especialmente cansado para las muñecas, ni siquiera tras sesiones de uso de un par de horas. El peso adicional, que también se refleja en una sensación de mayor robustez del objeto, está vinculado a los mecanismos adicionales que componen el periférico y que adoptan la forma de las tres principales diferencias con la almohadilla clásica.
En primer lugar, el Edge presenta la posibilidad de configurar el recorrido del gatillo en tres niveles: uno estándar, uno medio y uno muy corto, lo que, si bien no convierte la presión en la típica de un botón digital como ocurre con algunos pads de terceros, la reduce prácticamente al mínimo posible. Ambos gatillos pueden configurarse de forma independiente mediante la pequeña palanca lateral, pero hay un elemento crucial que debe tenerse en cuenta: cuando se utiliza una configuración distinta a la estándar, el pad desconecta automáticamente la tensión de disparo adaptativa, desactivando una de las características más cacareadas del nuevo controlador.

La segunda característica distintiva del Edge son las carcasas traseras especiales que pueden utilizarse para montar un par adicional de palas de las 4 disponibles. La conexión es magnética, pero es especialmente estable, ya que también incluye un pequeño giro para liberar las palancas y, además, permite montar una configuración híbrida de palancas: si lo prefiere, puede utilizar una pala y una media luna, por ejemplo.
Por último, está la cuestión de los análogos. Como se acaba de explicar, en primer lugar el DualSense Edge implementa un mecanismo especial que permite liberar el módulo L3 o R3 levantando primero la cubierta de plástico que cubre el centro superior de la almohadilla y actuando después sobre 2 palancas metálicas que desbloquean el mecanismo que mantiene la almohadilla en su sitio. En segundo lugar, las tapas de las 2 almohadillas analógicas se pueden quitar levantándolas con fuerza y sustituyéndolas por las 4 incluidas en el estuche que sólo tienen forma convexa, abombada. También en este caso se puede acoplar cualquier solución híbrida según las preferencias de cada uno (una cúpula alta y otra baja, o una cóncava combinada con una cúpula de cualquier altura), y el acoplamiento no es magnético, sino que se realiza aplicando una generosa presión que hace que los plásticos entren en contacto entre sí. Ambos analógicos también incorporan un pequeño botón Fn que puede utilizarse en combinación con los 4 botones frontales y la cruz digital para una serie de funciones adicionales del pad de las que te hablaremos en breve.
Por último, por lo que nos han dicho, la duración de la batería es idéntica a la del DualSense original, ya que la batería interna debería ser la misma.
El software
Y llegamos a la primera parte de nuestra prueba con el DualSense Edge: el componente relativo a su software y la posibilidad avanzada de configurar el pad según las necesidades de cada uno. Coincidiendo con la llegada del mando al mercado, el firmware de PS5 se actualizará con la versión capaz de reconocer y utilizar el mando que, una vez conectado a la consola, permite acceder a todo un submenú adicional que se encuentra en el apartado Accesorios del software del sistema.
En primer lugar, es posible configurar tres perfiles personalizados diferentes, además del cuarto predeterminado, obligatorio, que no se puede configurar y que devuelve todos los ajustes a los estándar de fábrica. Cada perfil tiene en cuenta la disposición de los botones, la gestión del recorrido de los dos sticks analógicos y las zonas muertas tanto de los sticks analógicos como de los gatillos. Se pueden crear hasta 30 perfiles diferentes en la consola y luego cargar 3 en el Edge y recuperarlos sobre la marcha combinando uno de los 2 botones Fn y uno de los cuatro botones frontales del pad, uno por perfil. También a través de los botones Fn, si se conectan unos auriculares o cascos al minijack del pad, es posible subir y bajar el volumen o cambiar la mezcla entre el chat de voz y el audio del juego en combinación con las 4 flechas de la cruz digital.

En cuanto a los botones, el menú permite asignar cualquier función a cada uno de los botones del pad, incluso desactivarlos en bloque. Hay un puñado de excepciones y configuraciones ad hoc. Por ejemplo, el touchpad sólo puede desactivarse en reconocimiento de superficie y presión, pero no puede asignarse a otro botón. Y lo mismo ocurre con los botones PlayStation, compartir y menú, que deben conservar su función original o desactivarse. Evidentemente, la plena configurabilidad también implica los 2 sticks traseros adicionales.
En cuanto al menú analógico, es posible ajustar la zona muerta inhibiendo hasta un 30% del recorrido de la entrada, o elegir entre seis preajustes diferentes para ajustar la sensibilidad del movimiento y tener, por ejemplo, un analógico hiperreactivo especialmente útil para los juegos de lucha, o un analógico extremadamente preciso para apuntar en un shooter, con toda una serie de puntos intermedios. Ten en cuenta que ambos análogos tienen sus propios ajustes, tanto en lo que se refiere a la zona muerta como a la gestión de la curva de sensibilidad.

Luego está el apartado de los gatillos, que pueden configurarse exclusivamente en gestión de zona muerta (por separado el derecho del izquierdo, o juntos) tanto para presión mínima como máxima actuando sobre el 100% del movimiento en ambos casos. Por tanto, es posible, por ejemplo, hacer que el gatillo se vuelva casi digital reduciendo la detección de presión máxima en un 95% o, por el contrario, hacer que la consola ignore la pulsación del gatillo en cualquier porcentaje.
También se ofrece al jugador la posibilidad de configurar la vibración háptica del mando y la potencia de los gatillos adaptativos exactamente igual que con el DualSense original y, hablando de esto último, tenemos que decir que la mayor crítica que podemos hacer al Edge es la supuesta falta de compatibilidad de su software con el mando original, algo que nos cuesta explicar. Está claro que la falta de botones Fn y de ranuras traseras castra notablemente las posibilidades de configuración del pad clásico de PS5, pero estamos convencidos de que poder configurar los botones, así como la sensibilidad de los sticks analógicos o la gestión de zonas muertas, habrían sido grandes características a ofrecer incluso a aquellos que decidan no comprar el Edge pero quieran sacar el máximo partido a DualSense. Confiamos en que Sony, tras un periodo inicial de exclusividad, quiera dar también acceso a los nuevos menús a los propietarios del pad clásico.
Experiencia del usuario
Tras la configuración del software, nos embarcamos en un puñado de juegos con cuatro títulos diferentes.
Empezamos, por supuesto, con los shooters, probablemente el género al que más se dirige un mando profesional de este tipo; tanto con Call of Duty: Modern Warfare 2 como con Apex Legends aprovechamos dos curvas de sensibilidad diferentes para los analógicos, de forma que se obtuviera una velocidad de movimiento muy alta inclinando L3 lo menos posible y, al mismo tiempo, la máxima sensibilidad al apuntar aprovechando el perfil Precise para R3. Crucial es entonces el uso combinado del recorrido mínimo del gatillo para que el visor vea y dispare prácticamente al instante y la instalación de las palas traseras que, en este tipo de juegos, combinamos con el salto y la recarga del arma para despegar lo menos posible el pulgar derecho de su analógico. Nos encantó la media luna en lo que se refiere a las levas traseras: pequeñas, cómodas, fáciles de alcanzar con los dedos corazón, inmediatas de pulsar.

A continuación, pasamos a Street Fighter V para probar el preajuste digital de los sticks analógicos e intentar aprovechar al máximo los 2 botones adicionales. En el primer caso tenemos que reconocer que hemos quedado muy satisfechos: aunque seguimos prefiriendo la cruceta para este género, hay que reconocer que tener el analógico izquierdo que intercepta inmediatamente el mando incluso con una mínima presión puede ayudar en la precisión, pero está claro que el Edge no está hecho para jugar beat’em ups de forma competitiva y desde este punto de vista, tener 6 botones frontales en línea es mucho más cómodo que tener que manejar 4 delante y 2 detrás. Sin embargo, la posibilidad de disponer de algún tipo de configuración específica podría ser conveniente para un jugador más ocasional que siga interesado en el género.
Por último, optamos por dar un par de vueltas rápidas en Gran Turismo 7. Una vez más, el ajuste fino de los analógicos puede ofrecer una sensación de conducción más precisa y detallada, al igual que el uso de las largas levas traseras para cambiar de marcha puede intentar ofrecer esa sensación de simulación de las levas montadas en el volante, pero siempre queda claro que se trata de compromisos destinados a resaltar cómo el DualSense Edge sigue siendo un pad muy bueno para casi todos los propósitos gracias a su altísima configurabilidad, pero consigue brillar especialmente en los shooters en primera persona y en algunas experiencias de vista en tercera persona, donde disponer de una configurabilidad de botones completa y de los dos botones traseros adicionales puede devolver una experiencia de juego más agradable.
En conclusión
Nuestro primer contacto con el DualSense Edge nos dejó sorprendidos por la calidad de la almohadilla y la agradable experiencia de usuario que resultó. Sin embargo, no podemos ignorar el elefante en la habitación: el DualSense Edge cuesta prácticamente el triple que el pad clásico, pero queriendo echar un vistazo a lo que ofrece el mercado de terceros, es complejo bajar de los 200 euros en la PS5 si quieres usar un mando de gama alta. Con el valor añadido, en el caso del pad de Sony, de disponer de un módulo de palanca reemplazable por sólo 25 euros que reduce a cero los riesgos de desgaste a medio y largo plazo, y de poder utilizar un software de configuración totalmente integrado en los ajustes del sistema de la consola. Habrá que esperar a la revisión, cuando podamos probar la almohadilla durante más tiempo, quizá incluso en un entorno de PC, y disipar las pocas dudas que tenemos.